Las
intervenciones de atención de salud se realizan con el propósito de beneficiar
a los pacientes, pero también pueden causarles daño. Los eventos adversos,
efectivamente, ocurren con demasiada frecuencia. Actualmente la Organización
Mundial de la Salud (OMS) calcula que en los países desarrollados hasta uno de
cada diez pacientes sufre algún tipo de daño durante su estancia en el
hospital. Los eventos adversos pueden deberse a problemas en las prácticas, los
insumos, los equipos o los procedimientos, todos ellos elementos de un sistema.
Además de su costo en vidas humanas, los errores prevenibles tienen otros
costos significativos, tales como el económico. La causa más común de los
errores no está en los individuos de forma particular, sino en las fallas del
sistema, los procesos y las condiciones que llevan a la gente a cometer errores
o fallas en la prevención de los mismos. Culpar a alguien en particular cuando
un error ocurre, no ayuda a hacer el sistema más seguro ni a prevenir que
alguien más cometa el mismo error en el futuro. La calidad es una combinación
de beneficios, riesgos y costos, en donde lo fundamental es ofrecer los mayores
beneficios con los menores riesgos posibles y a un costo razonable. La atención
médica, para ser de calidad, debe ser segura, eficaz, eficiente, equitativa,
oportuna y centrada en el paciente. La seguridad del paciente es la reducción y
la mitigación de actos inseguros dentro del sistema de salud, para lo cual se
llevan a cabo actividades específicas para evitar, prevenir o corregir los
eventos adversos. Diversas instituciones internacionales han propuesto
recomendaciones universales para mejorar la seguridad de los pacientes.
Actualmente
la OMS calcula que, en los países desarrollados, uno de cada diez pacientes
sufre algún tipo de daño durante su estancia en el hospital. El daño puede ser
consecuencia de distintos errores o efectos; sin embargo, se estima que en los
países en desarrollo la probabilidad de que los pacientes sufran algún daño en
los hospitales, es mayor que en los países desarrollados. En algunos países en
desarrollo, el riesgo de infección asociada a la atención médica llega a ser
hasta 20 veces superior al registrado en los países desarrollados
En México,
en el 2005, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias publicó la
frecuencia de eventos adversos presentados en 2001, observándose una
prevalencia de 9.1%.3 Cada etapa del proceso de atención médica presenta cierto
grado de inseguridad intrínseca: los efectos secundarios de los medicamentos o
las combinaciones de medicamentos; el riesgo asociado a un determinado
instrumento médico; la presencia de insumos o equipos no acordes a las normas o
defectuosos en el servicio de salud, y los fallos humanos o las deficiencias
latentes del sistema. En consecuencia, los eventos adversos pueden deberse a
problemas en las prácticas, los insumos, los equipos, los procedimientos o
cualquier otro elemento del sistema
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